
El partido comenzó con dos equipos que salieron sin ningún complejo a jugar su fútbol ofensivo, este fútbol alegre por parte de ambos nos permitió ver unos primeros minutos plagados de llegadas y aproximaciones a una y otra portería. Aunque el Almería era quien más tenía el balón, fue el Espanyol quien estuvo a punto de adelantarse por medio de un disparo de Colotto, pero Caicedo, inexplicablemente, salvó el gol bajo palos.

Hemed tuvo la oportunidad más clara del partido en la primera parte, y con Casilla ya batido, mandó la pelota a la derecha del marco defendido por el meta espanyolista.
El Almería salió enchufadísimo a la segunda parte, y en el minuto 51, una jugada individual de Edgar a base de potencia y velocidad en una contra sirvió a Soriano el 1-0. El partido parecía ya decantado para los andaluces...

Volvieron a encenderse las luces en el Juegos del Mediterráneo, pero las luces del Almería se apagaron a partir de ahí. Los andaluces se echaron atrás para guardar el resultado y el Espanyol sacó fuerzas de donde no las había para buscar el empate.
Teniendo en cuenta los antecedentes, se mascaba la tragedia en el Mediterráneo. Primero, una mano involuntaria de Mauro en su área enmudeció a parte del estadio, y segundo, cuando la victoria del Almería parecía estar hecha, apareció Sergio García marcando en el 94 un gol que terminó por enmudecer a todo el estadio.
Finalmente tablas en las que el Espanyol salió muy reforzado anímicamente y el Almería y sus jugadores salieron con caras de incredulidad. Las palabras de Verza resumían el sentir almeriensista: "No quiero hablar porque estoy en caliente, acabamos de salir del partido... Pero es para matarnos".
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