domingo, 13 de julio de 2014

Último capítulo de un libro con un único final feliz.

Hoy, 13 de julio de 2014, los aficionados al fútbol nos levantamos con una sensación inusual. Esa sensación similar a la que tanscurre por tu cuerpo cuando llegas a las últimas páginas de tú libro preferido. Un vacío interior que necesita ser saciado con un desenlace final que desenmascare al villano y al héroe. Al ganador y al vencedor. 





Los futboleros, niños, niñas, adultos y ancianos, tenemos ese síntoma cada cuatro años (ojalá puediese aparecer todos los días). Hace justo un mes, empezamos a leer el  libro, y las expectactivas eran muy prometedoras. Esperábamos emociones, lloros, llantos, alegrías, broncas en los entrenamientos, selecciones vitoreadas al regresar a su país. No ha defraudado, no. 

Muchas veces al terminar un libro y analizarlo para ponerle nota, nos damos cuenta de que un relato con una trama argumental sencilla puede sacar buena puntuación. Y ahí está la genialidad, los libros no se miden por la complejidad o la calidad de la trama, sino por los sentimientos que ésa ha hecho despertar dentro del lector.
De la gloria a la penuria
Y esto mismo ha ocurrido con el Mundial de Brasil 2014. Los analistas critican el juego defensivo y pragmático visto en la mayoría de encuentros a partir de las rondas eliminatorias, y el desceno gradual de nivel a medida que avanzaba la competición. Seguramente lleven razón, pero a nivel de emociones creo que es el mejor Mundial de la historia. Si te parece, acompáñame en un 'flashback' para recordar los capítulos más emocionantes de este viaje brasileiro.
La debacle de España, el histórico pase de Costa Rica y su andadura hasta cuartos, el bailecito cafetero en la celebración de los goles de Colombia con James al frente, la resistencia de nigerianos y argelinos, el mal papel de los lusos, el mordisco de Luis Suárez a Chiellini, el rodillazo de Zúñiga a Neymar  y, por último, el Mineiranazo con el 7-1 de Alemania a Brasil.
Estos son sólo algunos de los 63 capítulos que hemos recorrido durante este mes, los que más emociones han levantado. Países enteros saliendo a la calle a festejar victorias o países enteros como el anfitrión manifestándose en la calle por la humillación recibida cuando los ciudadanos habían depositado todas sus esperanzas en la selección. 
Costa Rica se ganó el respeto de todos

A escasa horas para la gran final en el mítico estadio de Maracaná, de las 32 selecciones participantes, 30 conocen ya el final de su libro. Pero faltan dos. Alemania y Argentina. Los que mejores destellos de fútbol han dejado contra los que más viven este deporte tan pasional. Vistos los capítulos anteriores tan inesperados, de nada va a servir hacer cávalas y predicciones, todo puede pasar y más si se juega en Maracaná, con el Maracanazo del 50 presente en todos los escondrijos del estadio de Rio de Janeiro. Poco más puedo añadir, lo demás que lo digan alemanes y argentinos sobre el césped. Se juegan forjar la gloria, terminar su libro de este Mundial con una estrella más al pecho (la 4ª estrella de la Mannschaft y 3ª de la albiceleste).  Por todo esto y mucho más, EL FÚTBOL ES ALGO MÁS QUE UN DEPORTE.
Estos gestos engrandecen el fútbol

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