sábado, 25 de octubre de 2014

Comunidad española en Oporto.

Hablando con un gran amigo, entendido de esto, me decía, allá por el pasado mes de septiembre, que la llegada de Julen Lopetegui a Oporto había pasado de serle totalmente esperanzadora- ya dije que es docto en la materia mi buen amigo- a dejarle un regusto amargo.



La razón de esto último no era sino que el bueno de Julen estaba armando un enclave español en Portugal, llevando consigo, además del cuerpo técnico de rigor, a una masa de jugadores compatriotas (Óliver, Tello, Adrián, J.Ángel, Marcano, Andrés Fdz.). Este hecho, decía mi colega, no le parecía correcto; "no me gustan los entrenadores que recalan en una liga foránea y quieren montar un equipo de jugadores de su país, genera grupos, separa el vestuario, el ambiente puede salir perjudicado fácilmente", todo ello, sin duda, acordándose de ejemplos pasados que apoyan la teoría.
Yo compartí el razonamiento, no a pie juntillas pero también pensé que igual era un planteamiento erróneo. Pero el tiempo pasó, el equipo rodó, y hoy parece que todos son buenas sensaciones y aspectos positivos en este renovado Oporto.
El caso es que todo ello nos vino evocado, tanto a mi amigo como a mí, basándonos en la Historia, recordando eras de todo tipo de clubes en las que los entrenadores extranjeros venían a la Liga acompañados de su infantería y cuyas sensaciones y resultados no fueron los deseados.
Recordamos aquel FCB de Louis Van Gaal, conocido como "el Barça de los holandeses", donde el pensamiento aquí expresado se apreció en grado sumo, teniendo cabida en Can Barsa jugadores de la talla de Bogarde, Zenden, el inicial Hesp, Ronald de Boer, etcétera, y cuyo resultado no fue el esperado.
Igualmente se nos vino a la mente la comunidad brasileña de un R.Madrid relativamente reciente, cuando los goles eran celebrados cada fin de semana de manera independiente por los Robinho y compañía, con todo tipo de parafernalias. Incluso el Leganés de Pekerman y Aimar, argentinizado hasta el extremo, del cual ambos huyeron recién formado el grupo, dejando todo ello allí, a su gusto y sin quien supiera comandarlo en segunda división.

Por ello llegamos a esa conclusión, pensando que Lopetegui, al ser entrenador prácticamente nobel en competiciones domésticas y comenzar su periplo fuera de España, intentaba, digamos, amurallarse, formar un grupo a su conveniencia, más personal o ambiental que verdaderamente futbolística. Así como que, independientemente de él (de Julen) los mismos jugadores tenderían a segregarse en grupo.
Pero tanto Lopetegui como los españoles, por lo menos a mí, me han hecho cambiar de opinión.
Ahora creo que lo que él pensó, lejos de querer sentirse arropado, fue correcto, y no es otra cosa que traer exactamente lo que más conoce, y hacerlo no para sentirse respaldado, sino para formar plantilla, teniendo cada uno de esos futbolistas su lugar concreto, su función y su momento en el equipo.
Lopetegui únicamente ha sido seleccionador de categorías inferiores españolas (excepto Castilla y Rayo, experiencias digamos "menores"), por ello es perfecto conocedor tanto de los futbolistas nacionales como de los extranjeros que juegan en nuestra liga, ya que no podemos olvidar que su trabajo como seleccionador le "obliga" a presenciar continuos encuentros de la competición del país al cual selecciona, o sea, de España y examinar a cada jugador detalladamente.
Julen ha fichado no sólo a españoles, sino a futbolistas de nivel medio en los que también vio talento  y posibilidades en nuestra liga, como es el caso de Casemiro o Brahimi, ponderando muy bien la capacidad económica de su nuevo club, y entre estos últimos, los españoles y los ya consolidados que mantuvo, ha conseguido dar empaque a su bloque, y a día de hoy despliega un muy buen fútbol (propio de su filosofía) que, además, se reflejan en buenos resultados.
En lo puramente deportivo, todos esperábamos que Lopetegui apostara por un fútbol de toque, de exquisito trato de balón, y rapidez por banda, ya que así lo vino exhibiendo en las selecciones, con jugadores como Óliver, Thiago, Isco, Sarabia o Cuenca, Muniain, Deulofeo, y un largo etcétera de los fundamentales y fijos en sus convocatorias. Y no nos está defraudando.
El Oporto viene usando un sistema 4-3-3 con variantes ocasional en la zona de creación, hasta hoy, influenciadas principalmente por el nivel de los rivales.
Contra equipos más débiles, como pueden ser los de la competición doméstica, opta por jugar con un medio centro único y dos medias puntas, o con tres jugadores de calidad en la zona centro, dos delante de la defensa (posicional y libre) y uno en labores de enganche, con plena libertad.
En resumen, deja que el talento sea prácticamente absoluto.
Casemiro como pivote, Herrera de "todo campista" y Óliver o Quintero (puramente técnicos) adelantados con libertad, o una posición centrada de Brahimi, suelen ser opciones usadas en este tipo de partidos.
Por el contrario, contra equipos de nivel mayor suele reforzar la zona media con un "trivote" sólido, con más rigor táctico, (entrada de Rubén Neves, Evandro o un central como Marcano o Indi adelantado) dejando a un lado la figura del media punta con libertad y menor sacrificio. Asimismo, en ocasiones, el jugador técnico de la media punta pasa a ubicarse de inicio escorado a una banda (Óliver o Quintero a menudo), para así cerrar incluso más el centro con un cuarto jugador en posicionamiento defensivo, dejando para la rapidez y definición arriba a un extremo único y a un 9 clásico (Jackson Martínez, o Aboubakar).
El medio campo, la creación, es lo que más está variando el mister, con muy buen criterio, a mi parecer.

Atrás, por el contrario, ha apostado por consolidar una línea de retaguardia fija, inamovible, formada por Fabiano/ Danilo, Maicon, M. Indi y Alex Sandro. Teniendo en la reserva a tres de los españoles contratados: Andrés, José Ángel y Marcano y al mejicano Pérez.
Esta línea,como dictan los cánones, es la que mayor conocimiento mutuo y estabilidad debe tener y tiene, ya que de ella depende gran parte de la seguridad y solidez del equipo. De la familiaridad de sus jugadores dependerán aspectos técnico-tácticos fundamentales, como trazar una buena línea de fuera de juego, una basculación correcta, coberturas defensivas veloces, etcétera. Por ello creo que Julen actúa con acierto no variando la zaga en prácticamente ningún encuentro.
En este Oporto el ataque es veloz y contundente, desequilibrio en banda, centro y definición rápida.
Jackson como punta de lanza y Brahimi en cualquiera de las tres zonas de arriba (extremos o media punta), principalmente en la siniestra, son los dos indiscutibles para el técnico.
Este último está siendo la principal gran noticia del equipo, mostrándose prácticamente imparable en cada acción vertical que intenta, incluso de cara a gol, algo hasta hoy no explotado del todo por él.
La tercera posición de ataque suele ser ocupada por un extremo puro en banda derecha, jugando habitualmente otro futbolista de corte "jugador vertical", rápido o técnico, pero influyente, como Quaresma, Tello o Adrián en menor medida, dejando, como antes apuntaba, la opción alternativa de que un media punta técnico, menos veloz pero de más control, como Quintero u Óliver, empiecen escorados.

Julen Lopetegui parece que ha conseguido lo que buscaba, los españoles no han venido para ser los líderes únicamente, éstos además están participando de ello con una actitud correcta de integración general. El técnico está sabiendo gestionar lo fichado y lo permanecido de una manera notable, está consiguiendo adaptar su filosofía de fútbol a cada partido, rival o momento, y lo que en septiembre nos pareció un riesgo, y probablemente un error, hoy, Julen y los fichajes han hecho que pensemos que no todos los entrenadores actúan de manera similar, movidos por el mismo objetivo, que cada sicología es diferente y cada situación debe ser valorada con más sensatez, y desde una posición más cercana. De aquel Barça de Van Gaal a este Oporto de Lopetegui parece que va un mundo.

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